Tengo atravesado en la garganta el pedirte que te quedes.
Tengo atravesado en la garganta el te necesito en los días lluviosos.
Tengo atravesadas las caricias de las noches sin poder abrazarte.
Tengo atravesadas las ganas de salir a buscarte.
Tengo atravesados los silencios, los reclamos, las cosas que no te dije.
Tengo atravesado en la garganta el adios que nunca sucede.
Tengo atravesado en la garganta tu imagen que no cede.
Tengo atravesada una luna sin par, de una noche gigante.
Tengo atravesado en la garganta una historia incontable, que cuenta más que nada.

A veces, trato de tragarlas todas, de un solo suspiro, pero es peor.  Porque cada vez que lo intento, en cada contracción de mi pecho una  nueva cosa con la que atragantarse aparece.
Y asi, nada más, debo afrontar que tengo cosas atragantadas en la garganta.

La garganta debe ser entonces el órgano más grande de mi cuerpo.
Ahí,
exactamente donde se genera todo lo que digo.
También se esconde todo lo que callo.

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